FINAL ESPERANZADOR. La conclusión del diferendo LCWR-Vaticano (CDF)

Habíamos prometido seguir hasta su solución el diferendo de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano (CDF) con la Leadership Conference of Women Religious (LCWR) de los EE UU. Como se recordará, esta agrupa, coordina y anima al 80% de las consagradas del país, y desde el 2012 enfrentaba severos cuestionamientos de parte de la Congregación romana, así como la exigencia de cambios en su orientación, estatutos y aspectos concretos de su funcionamiento (remito para ello a las notas anteriores de 2013 y 2014, ambas en julio, y marzo del 2015).

Final con alegría y esperanza

Aunque ese final positivo para las partes sucedió hace casi un año, solo ahora doy cuenta de él porque entre tanto se fueron acumulando una serie de eventos eclesiales que reclamaron nuestra atención prioritaria. El desenlace se produjo exactamente el 16 de abril de 2015, cuando la CDF comunicó conjuntamente con la LCWR que la evaluación (assessment) de las religiosas, desde 2008, y el posterior mandato (mandate) de cambios, en 2012, habían concluido con satisfacción para todos.

Como lo traté de reflejar en mis notas anteriores, el proceso no fue fácil y conoció momentos de mucha tensión. Con la llegada de Francisco, la colaboración de las religiosas, por más que se hubieran sentido heridas por las sospechas, y los buenos oficios del cardenal brasileño Braz de Aviz, de la Congregación para los religiosos, como del secretario mons. Rodríguez Carballo, se pudo avanzar en un espíritu común de diálogo y concluir antes del tiempo previsto, ante la sorpresa de muchos observadores.

Las reacciones así lo muestran. En nombre de la CDF el cardenal Müller expresó: «Al final del proceso la Congregación confía en que la Lcwr ha aclarado su misión para sostener a sus institutos miembros y desarrollar una visión de la vida religiosa centrada en la persona de Jesucristo y arraigada en la Tradición de la Iglesia. Esta visión es la que hace que las religiosas y los religiosos sean testimonios del Evangelio y, consecuentemente, es esencial para el florecimiento de la vida religiosa en la Iglesia». Por su parte, la entonces presidenta de la LCWR, la hermana Sharon Holland, que no pudo estar en la ocasión en Roma, comentó: «Recibimos favorablemente la conclusión del mandato, después de intercambios que fueron largos y que pusieron desafíos a nuestra práctica. Mediante estos intercambios, conducidos siempre en un espíritu de oración y mutuo respeto, fuimos guiadas a una comprensión más profunda de las recíprocas experiencias, responsabilidades, tareas y esperanzas para la Iglesia y para el pueblo que ella sirve. Aprendimos que lo que tenemos en común es mucho más grande que cualquiera de nuestras diferencias».

Abundando

Una “visión de la vida religiosa centrada en la persona de Jesucristo y arraigada en la Tradición de la Iglesia”: estas palabras del cardenal Müller resumen el contenido de lo que su dicasterio exigía a las monjas, y que fue objeto de ese diálogo no fácil pero finalmente fructuoso. Las sospechas y acusaciones que habían comenzado por parte de algunos obispos norteamericanos y luego saltado al Vaticano, ponían en duda esos dos aspectos centrales en la acción de la LCWR. Y también la presencia, según los cuestionadores, de un “feminismo radical” y decisiones contrarias a la moral de la Iglesia por la valoración de la política de salud del gobierno Obama que incluía disposiciones favorables al aborto legal.

Según el comunicado conjunto, el arzobispo Peter Sartain, de Seattle, responsable del diálogo con las religiosas junto al también arzobispo Leonard Blair de Hartford y al obispo Thomas Paprocki de Springfield, señaló: “En los últimos años, he tenido el honor de trabajar con las funcionarias de la LCWR y conocer a un gran número de sus miembros mediante la aplicación del Mandato. Nuestro trabajo incluyó la revisión de los estatutos de la LCWR, así como de sus publicaciones, programas e informes y la discusión de una amplia gama de cuestiones planteadas por la Evaluación Doctrinal, la LCWR, y los obispos delegados. La contribución de los funcionarios de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha sido esencial para los grandes progresos realizados. Nuestro trabajo conjunto fue emprendido en un clima de amor a la Iglesia y de profundo respeto por el papel fundamental de la vida religiosa en los Estados Unidos, y el hecho mismo de ese diálogo sustantivo entre obispos y religiosas ha sido mutuamente beneficioso y una bendición del Señor. Como hemos manifestado en nuestro informe final conjunto: ‘El papel fundamental de la LCWR en el servicio a la misión y la organización de la Conferencia seguirá guiando y fortaleciendo su testimonio a la gran vocación de la vida religiosa, a su fundamento seguro en Cristo y a la comunión eclesial’. Los otros dos obispos y yo estamos agradecidos por haber tenido la oportunidad de participar en un diálogo tan fructífero”. El “Informe final conjunto” agregado al comunicado, se detiene a pormenorizar los puntos de análisis común y acuerdo final: los Estatutos de la LCWR, las Publicaciones y Programas de la misma y otra serie de aspectos más atinentes al funcionamiento y espíritu de la Conferencia. Y concluye, antes de las firmas de los tres obispos y las responsables religiosas: “Nuestro trabajo conjunto en respuesta al Mandato ha dado muchos frutos, por los que damos gracias a Dios y a la suave guía del Espíritu Santo. El hecho mismo de tan sustantivo diálogo entre obispos y religiosas ha sido una bendición que debe ser apreciada y seguirse alentando. El compromiso del liderazgo de la LCWR es con su papel crucial al servicio de la misión y la composición de la Conferencia seguirá guiando y fortaleciendo el testimonio de la LCWR con la gran vocación de la vida religiosa, con su fundamento seguro en Cristo y la comunión eclesial”.

Esa misma tarde, la delegación de monjas fue recibida por el papa, en un encuentro que parece dejar atrás definitivamente los difíciles tiempos vividos. Las religiosas comunicaron que esa audiencia “les permitió dar las gracias personalmente al papa Francisco por aportar liderazgo y una visión que cautivó nuestros corazones y nos alentó en nuestra propia misión y servicio a la iglesia”. Y por si quedara alguna duda de esta hermosa reconciliación a través del diálogo exigente y franco, en ocasión de la visita del obispo de Roma a la ciudad de Nueva York, el 24 de setiembre último, y durante la celebración de las vísperas en la catedral de Saint Patrick con los consagrados y consagradas, tuvo estas expresiones muy cálidas hacia ellas y las demás religiosas: “Quisiera, de modo especial, expresar mi admiración y mi gratitud a las religiosas de los Estados Unidos. ¿Qué sería de la Iglesia sin ustedes? Mujeres fuertes, luchadoras; con ese espíritu de coraje que las pone en la primera línea del anuncio del Evangelio. A ustedes, religiosas, hermanas y madres de este pueblo, quiero decirles ‘gracias’, un ‘gracias’ muy grande y decirles también que las quiero mucho”.

Coda

El alivio por el desenlace no supuso dejar de lado la crítica sobre la forma que adoptó el procedimiento de evaluación. Más de una responsable de la LCWR hizo notar con sinceridad, en comentarios posteriores, que la decisión de la CDF fue tomada y se les comunicó sin ningún tipo de advertencia ni diálogo previo, en una típica actitud verticalista. Pero al mismo tiempo señalaron que sobre todo por la actitud de las mismas religiosas se fue convirtiendo en un proceso mucho más horizontal, basado en la confianza y ayudado también por la actitud de los tres obispos. Y esto más allá de los momentos de incomprensión que acumularon nubes que luego se pudieron disipar.

Termino con unas palabras de la hermana Joan Chittister, benedictina, comunicadora, teóloga y periodista: “Desde mi punto de vista, se ha purificado el aire, se ha abierto el camino, las conclusiones han sido bien tomadas. Todas nosotras, religiosas, y la misma Iglesia, navegamos en un mundo desorientado. Para nosotros, ahora, la palabra de orden debe ser: ‘Estas son nuestras hermanas en las que nos hemos complacido. Que sus esfuerzos nos lleven a todos al servicio de un mundo nuevo, con corazones nuevos y santos”.

Quienes quieran leer en detalle el Comunicado y el Informe final conjunto en español:

https://lcwr.org/sites/default/files/news/files/press_release_on_cdf_resolution_-_spanish.pdf