Laicos y laicas comprometidos
Una Iglesia en camino de conversión

El encuentro celebrativo que organiza todos los años Cristianos en Red se llevó a cabo el sábado 9 de setiembre. Bajo el lema: “los laicos y laicas nos comprometemos con una iglesia en salida y en camino de conversión”, nos reunimos en una tarde lluviosa, que no disminuyó la participación activa y entusiasta de los grupos y asociaciones de cristianos que la forman.

Frente al altar preparado y adornado con la red que nos representa a todos, enredados y diversos, fuimos escribiendo en un papel de color el sentimiento que nos trajo hasta aquí, y de uno en uno lo prendimos en la red.

Comenzamos con el canto “Todo es un decidir”, que nos recuerda que: “hoy el pueblo está clamando… Gritan mis hermanos, y llega hasta el cielo su voz. La misión que Tú me has dado, quiero hacerla realidad: luchar por la vida y por un mundo de paz”.

En este clima, comenzamos por escuchar a los grupos que han pedido el ingreso a la red: la Comisión María Magdalena, surgida el 8 de marzo del corriente año en el marco de la multitudinaria  marcha en el Día de la Mujer, con la finalidad de reflexionar, dialogar y luchar por las causas de las mujeres en nuestro país. A continuación la Escuela del Silencio presentó sus actividades, el sentido de su existencia desde hace diez años en Montevideo y la forma de funcionar.

Por último hicieron su presentación los integrantes de la Parroquia de Fátima del Cerro que se caracteriza por ser una parroquia a cargo de laicos de CVX y de responsables de la comunidad. Un sacerdote no residente los asiste en las misas dominicales y en toda actividad que requiera la presencia de un sacerdote. Nos acompañó también el diácono permanente que forma parte de este grupo de hermanos servidores. Nos alegró mucho la existencia y el conocimiento de estos espacios.

Continuando la tarde en clave de Eucaristía, se realizó un pequeño trabajo en grupos, para tratar las tres preguntas de un trabajo previo que hicimos en nuestras instituciones. Las preguntas fueron:

  1. ¿Cómo nos imaginamos la Iglesia del futuro?
  2. ¿Cuáles deberían ser los roles de los laicos en el trabajo pastoral?
  3. ¿Cómo podemos contribuir como Red a ser Iglesia en salida?

Se trabajó muy bien en los grupos, se recogieron los aportes que luego serán devueltos a las instituciones y a los presentes, por falta de tiempo, (lo que lamentamos todos), no pudo hacerse la puesta en común aquí.

Podemos sí decir que primó el deseo de una Iglesia al estilo de las primeras comunidades de base, donde el compartir fraterno de los bienes y de la fe se vivan en diálogo: Iglesia – Mundo. Se apostó por ser una Iglesia de los pobres y para los pobres, recordando que en nuestro país, la pobreza tiene rostro de mujer y de niño.

Es la hora de los laicos, nos sentimos viviendo una primavera eclesial, desde nuestra pequeñez y fragilidad acompañados y guiados por el Espíritu Santo, porque estas instancias renovadoras alimentan nuestra fe, nuestra esperanza y nos dan fuerzas para seguir tratando de servir a otros desde donde Él nos llame.

Algunos dijeron que estos encuentros realizados en red, animan y estimulan la generación de comunidades de base, y que deberíamos gestarlos en todos los ámbitos de la sociedad.

Creemos que es el tiempo de participar más activamente en las decisiones relativas a la orientación del trabajo pastoral. Estamos cansados de reuniones, de propuestas y evaluaciones que luego no se tienen en cuenta por los que al fin deciden: obispos, vicarios, presbíteros.

Un compañero nos recordaba y nos advertía en el sentido de lo que alguna vez le expresó un monje benedictino: “Miren que Dios los va dejando sin curas para que reaccionen”.

Se informó de las actividades de la Red con la formación de los Nodos Ambientales (NAPs), que vienen haciendo un rico intercambio en relación a los problemas ambientales que nos afectan.

La presencia del p. Jorge Techera nos aseguró la Eucaristía, nos presentamos con las fotos de nuestros grupos que se fueron colocando en la red. Reafirmando nuestro compromiso cantamos: “Más allá de mis miedos, más allá de mi inseguridad, quiero darte mi respuesta. Aquí estoy para hacer tu voluntad, para que mi amor sea decirte SÍ, hasta el final”.

Fue un espacio celebrativo en clave de alegría, encuentro festivo, amor desinteresado y compromiso firme con Aquél al que le dijimos: “Hoy volvemos a creer en tu Promesa, queremos andar contigo Nazareno. En el corazón nos canta la alegría, de que somos arte y parte de lo nuevo. Tu Palabra, el pan, el vino y esta mesa, ese fuego inextinguible de tus sueños, los llevamos en el cuerpo y en la sangre, contraseña de que somos compañeros”.

Como ya es habitual en nuestros encuentros para hacer más visible nuestra red, nos fuimos enredando a través de un ovillo de lana multicolor y así cantamos: “Cuantos más hilos se trenza, más hermoso es el diseño, reflejando los colores que pintan el Universo. La belleza de la trama le viene de lo complejo. Requiere mucha paciencia hacer un tejido nuevo. Hay que inaugurar talleres donde viva lo diverso, refugios de la esperanza, lugares de nacimiento, donde nadie quede afuera de la fiesta y del encuentro”.

Al final compartimos los alimentos que trajimos, continuando nuestro encuentro fraterno en la alegría y la esperanza.



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