El tema es de actualidad. El diaconado es casi tan antiguo como la iglesia, pero su restauración como ministerio permanente data del Vaticano II.
Se ha escrito, con razón, que esta restauración ha sido y es obra del Espíritu. y como acción del Espíritu tiene múltiples aspectos y facetas. Ya el acontecimiento de Pentecostés nos advertía de esta peculiaridad de la acción del Peráclito: expresarse al mismo tiempo en formas diferentes. Y Cirilo de Jerusalén enseña lo mismo cuando escribe: “El agua, siendo igual en todo el mundo, cuando riega un jardín se vuelve blanca en el lirio, roja en las rosas, purpúrea en las violetas, diferente y de distintos colores en las diversas flores. Así es también el Espíritu santo: aún siendo simpre el mismo, le da a cada uno su gracia según le place”.
Es en esta perspectiva que se ha pensado la presente publicación. Secundando la exhortación de Puebla que invita a seguir de cerca y a profundizar las implicancias de la porgresiva experiencia de restauración del diaconado, y conscientes al mismo tiempo de la variedad de enfoques y perspectivas del tema, se han querido reunir aquí voces diferentes, como en una polifonía.