Algunas palabras sobre el libro del Padre Cacho “Cuando el otro quema adentro”

El 15 de mayo, en la Sala Castro de la Biblioteca Nacional se presentó la nueva edición del libro “Padre Cacho, cuando el otro quema adentro” de Mercedes Clara. Esta edición revisada y ampliada con nuevos aportes y miradas fue editado ahora por la Editorial Planeta.

Conocí a Cacho en Rivera, a los 17 años, en casa de unos amigos donde él iba a descansar. Allí me dijo que me esperaba en el barrio al año siguiente, cuando yo viniera a estudiar a Montevideo. Así fue, a los 18 años yo empecé a ir al barrio y continué como estudiante primero, como profesional después, como amiga siempre.

Concretamente, ¿qué decir sobre este libro que me emociona presentar? Empiezo compartiendo las verdades que contiene el libro.
En estas páginas está la verdad de Cacho, la Vida de Cacho. Uno se encuentra en estas páginas a Cacho vivo, el que conocí, el que una lleva consigo muy adentro, y todas las demás facetas que la mirada de los otros nos amplía; a través de la lectura de este libro encontramos al Cacho vivo que se nos agranda. Y eso es ya la primera verdad que conmueve.

Pero hay otra verdad aquí, la verdad en la forma como está escrito y cómo fue construido el libro. Aquí encontramos muchas voces, un tejido hecho con delicadeza por la autora, muy bien documentado, con referencias conceptuales o de contexto que ayudan a la comprensión y con la potente voz de Cacho -a través de diferentes entrevistas-, que nos sigue sacudiendo, conmoviendo y animando.

Como siempre lo subraya Mercedes, Cacho hablaba y hacía silencios, decía con su voz, pero también decía con sus silencios prolongados. Así era él, así lo recuerdo, compartiendo tantas conversaciones como tantas caminatas en silencio por el barrio.
El libro tiene un lenguaje cercano, entrañable, una mirada amorosa donde el foco está puesto en la centralidad de la figura de Cacho, así como en el proyecto conjunto con los vecinos y comunidades. En el libro está Cacho hablándonos.

También quiero decir algo sobre las diversas lecturas que puede tener el libro: Allí podemos encontrar a la vez la peripecia del hombre, de ese hombre siempre en búsqueda. Podemos asomarnos y compartir la construcción de un proyecto conjunto con los vecinos y vecinas, y sobre todo, podemos asombrarnos y maravillarnos ente la transformación de todos, ver las múltiples formas en que todos los que se acercaron a la experiencia “cambiaron”, trastocaron su vida para bien. Eso es quizá lo que Mercedes plantea al final del libro como la belleza que se puede aprender a percibir.

Quiero destacar también que leyendo el libro se hace patente la vigencia de su práctica, de su reflexión, de su legado. Ahí es donde en adelante quisiera detenerme, porque la realidad en estos 25 años ha cambiado en parte pero muchos de los problemas subsisten y otros se han agravado. Estamos ante la necesidad de referentes éticos, en el actual contexto y esa es una lección de Cacho también hoy.
Hablar de Cacho en tiempo presente. La vigencia de su legado.

Leo este libro y hablo sobre Cacho desde hoy, pero con la larga perspectiva que viene desde la joven que fui, como ya dije con 17 años lo conocí en Rivera, en 1984. Luego vinieron los años compartidos en la Organización San Vicente desde 1985 a 1989, primero como estudiante-voluntaria, era estudiante en práctica de Trabajo Social, después fui Asistente social de la Organización en Casa de Todos.

También hablo desde un vínculo personal, al ser alguien que fue un pilar en mi construcción como persona entre los 17 y los 22 años. Pero también digo que soy sólo una más entre tantos que lo vivimos como referente en aquellos años y tuvimos el privilegio de compartir ese tiempo con él.

Desde una perspectiva de acercamiento a lo social o de práctica social, Cacho fue pionero en muchas cosas, sin proponérselo. Por varios motivos que están desarrollados a lo largo del libro y que se relacionan a:

1) La mirada. Mirada cercana, profunda, real, auténtica, que busca la verdad que existe en el otro -su sentir, su pensar, su desear- y que acepta ser mirado. Una mirada que cambia. Cacho se relaciona con personas, con comunidades que conoce por su nombre y que lo conocen bien a él también.

2) Incluir no excluir. Este es un llamado para todos, con el foco en los que están siendo vulnerados en sus derechos, pero que incluye a todos, y va hacia un encuentro distinto, que valora y transforma.

3) Puente uniendo lo diverso. Nos llama hoy a ir hacia otro sectores de la sociedad llevando la causa de los pobres, de la justicia social, buscando una transformación. Cacho quiso “ser voz de los que no tenían voz”, ser voz “con ellos”, unir lo “fragmentado, lo separado, lo que ni se cruza”.

4) Su forma de concebir la acción. Hay en Cacho un modo de actuar en los barrios y las comunidades y de reflexionar sobre lo actuado. Por ejemplo respeto a las identidades; la apuesta al fortalecimiento de los barrios/comunidades; la valoración de los procesos más sostenidos, no sólo de los resultados; la promoción de la articulación entre organizaciones (MOVIDE por ejemplo).

5) La claridad sobre el papel y la responsabilidad del Estado en el impulso de Políticas Sociales. Políticas que contemplen la diversidad de las realidades, y la voz de las comunidades. Ya sea la denuncia, la propuesta, o las acciones concretas, desde su lugar en la sociedad civil, desde las organizaciones sociales. No había mesianismo en él, sino un profundo sentido de compromiso con esa causa, él puso manos a la obra, con todo su ser, pero sabía que se requería de otros, de muchos otros.

6) Una ética del compromiso. Donde prima lo humano más allá de las creencias y dogmas, el respeto a la libertad de cada persona, el encuentro humano profundo, eso vale hoy, se necesita hoy.

7) La combinación entre una conciencia de la urgencia. Aquello de “estamos perdiendo un tiempo precioso”, “la causa de la justicia social que no admite demoras”; y a la vez la infinita paciencia, persistencia y la mirada a los procesos. Solía decir que hay semillas que tardan dos o tres primaveras en brotar.Resulta innovador, ante el inmediatismo y el efectismo que se busca muchas veces en las políticas, aún con las mejores intenciones. La mirada al cambio más profundo en el que se deviene sujeto de su propia vida, que es un proceso y requiere de otros.

Para terminar, creo que el sentido de un libro como este y de un encuentro como el que estamos teniendo ahora, es sacudirnos, dejarnos conmover por esa realidad: la desigualdad social, la inequidad y todas sus consecuencias, el convivir con las incertidumbres. Pero también dejarnos impregnar por esa Vida, reconocer que hay un camino, que hay esperanza, en ese descubrir la belleza del otro, en el encuentro real y humano que cambia a todos.

Es un llamado para todos, desde el lugar que cada quién ocupe en la sociedad. Nos convoca a ese cambio en la mirada, a poner foco en estas realidades y aportar en la construcción de una síntesis distinta, donde todos estemos cada vez más contemplados y donde los derechos de todos y todas sean respetados y garantizados. Saber que hay semillas que tardarán dos o tres primaveras en brotar, pero hay que poner las manos en la tierra hoy, para que haya fruto.



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