Aportes sobre la Educación Media
Transformaciones necesarias para construir la esperanza

Escribir sobre educación hoy supone riesgos tales como sumarse a la andanada desesperanzadora, repetir lugares comunes, ser injustos con tantos esfuerzos comprometidos y logros inadvertidos. Pero puede ser también señal de compromiso. Por ello he aceptado con gusto la invitación para hacerlo en estas páginas, particularmente sobre la realidad de la educación secundaria.[1]

 Me han pedido que lo haga en tres o  cuatro páginas, por lo que los lectores sabrán perdonar el estilo excesivamente conciso, casi “telegráfico” o “whatsappero” de mis aportes (algo un tanto temerario para cosas tan complejas y sensibles).

Agradecería a los amigos lectores que pudieran enriquecer y mejorar estos apuntes, haciéndonos llegar sus comentarios  y aportes (para lo cual al final incluimos nuestro correo electrónico), de tal modo que pudiéramos avanzar en elaboraciones colectivas y lo más consensuadas posibles, pues eso es lo que precisamos. Con esa expectativa comparto con ustedes mis reflexiones.

La situación global: tenemos problemas muy serios a pesar de los esfuerzos

En pocas y gruesas palabras la situación global y política de nuestra educación es grave porque:

  1. Hay demasiados indicadores críticos que son deficitarios, sin variaciones y sin perspectivas de mejora desde hace décadas.
  2. La educación hace mucho tiempo que carece del suficiente acuerdo político para encarar las transformaciones requeridas.
  3. Desde la recuperación democrática hasta ahora no ha existido una adecuada combinación de tres componentes básicos en los elencos que han gobernado la ANEP: sustento político y legitimidad suficiente, claridad de propuestas y equipos directivos articulados.
  4. Existe una responsabilidad específica en los gobiernos del Frente Amplio, pese a que nos duela, porque se ha contado con mayorías parlamentarias, recursos y tiempo para haberlo hecho mucho mejor.

Para que no se nos mal interprete queremos tomar nota de al menos diez realidades positivas promovidas por las últimas administraciones: el aumento de la inversión educativa, el mejoramiento de los salarios docentes, la creación del plan Ceibal, la entrega de computadoras a liceales y docentes, el desarrollo de las plataformas de recursos didácticos, la creación de las instancias de Coordinación Docente remuneradas, la creación de nuevas orientaciones en el bachillerato (artístico, deportivo, tecnológicos, etc.), la implementación de las Aulas Comunitarias, el desarrollo de los Centros Juveniles y de las Casa Joven, el desarrollo de la educación inclusiva (adecuaciones curriculares, sordos, etc.), los programas de lenguas extranjeras y el mejoramiento de la enseñanza del inglés. Es notorio que estos avances han involucrado a actores institucionales diversos (ANEP Codicen y Ces, INAU, Presidencia de la República).

 

Aportes para la transformación de la Educación Secundaria

Quisiéramos realizar aunque sea someramente, algunos aportes en relación a lo que serían pistas de transformación de nuestra Educación Secundaria.  Para ello hemos distinguido tres conjuntos de pistas:

  • Pistas para una visión estratégica.
  • Pistas para un cambio en la concepción y la gestión educativa de los centros educativos.
  • Pistas para una mejor administración.

 

  • Pistas para una visión estratégica

Consideramos imprescindible anotar y considerar algunos criterios estratégicos para el diseño y proyección del sistema educativo. Si bien pueden resultar un tanto generales, es imprescindible construir un marco de referencias para la articulación del quehacer educativo con las restantes dinámicas sociales.

Entre esos criterios estratégicos destacamos:

  1. Promover un acuerdo sociopolítico amplio y proponer una perspectiva sobre la educación que contemple la tradición humanista que pone a los sujetos en el centro de la cuestión educativa, el horizonte de la libertad como finalidad y condición, el carácter democrático y pluralista de su orientación y de su gestión, la apuesta a la innovación y la flexibilidad para procesar los cambios en los tiempos que corren.
  2. El sistema educativo debe ser diseñado considerando las necesidades educativas de todos los ciudadanos pero particularmente las de ciertos sectores demográficos y socio-culturales claves que se encuentran en una situación de “emergencia educativa silenciosa”.
  3. En ese sentido, es razonable continuar profundizando la articulación de las políticas sociales, tal como se viene haciendo en algunos casos. De ese modo es posible poner el foco en la atención integral a las familias, como primer paso de la contextualización educativa. Esto supone superar los enfoques parcializados, de manera de potenciar los esfuerzos educativos. En ese sentido sin desconocer las notorias diferencias la educación secundaria debe aprender de las políticas de primera infancia, y particularmente del Plan CAIF.
  4. Las propuestas curriculares deben ser capaces de responder tanto a las necesidades educativas permanentes desde el punto de vista antropológico como a los requerimientos de las capacidades socio-laborales de nuestra época. En ese sentido parece sensato incorporar un enfoque integrado de capacidades y competencias integrales, que supere la falsa dicotomía esclerosada de formar a la persona o formar para las necesidades del mercado.
  5. Dadas las condiciones de la sociedad fragmentada en que vivimos, que no se superan sólo con crecimiento económico, es imprescindible desarrollar estrategias educativas que promuevan una experiencia de ciudadanía compartida desde la infancia. Esto es generando actividades comunes que trasciendan los límites territoriales cotidianos de los adolescentes y jóvenes de diversas zonas y recuperando el papel integrador de la educación.
  6. Lo anterior debe ser combinado con estrategias de contextualización inclusiva, es decir con posibilidades de desarrollar propuestas educativas que articulen la tensión entre el respeto a las singularidades y particularidades culturales y la propuesta de un horizonte más virtuoso de promoción socioeducativa.
  7. Parece necesario el reforzamiento de la promoción de las artes y del desarrollo científico técnico, como campos de formación que tienen unas posibilidades de realización práctica, especialmente necesarias cuando se trata de buscar el involucramiento y la atención de los jóvenes.

 

  • Pistas para un cambio en la concepción y la gestión de los centros educativos
  1. Una primera pista consiste en ni más ni menos que la refundación y re-conceptualización de lo que es un centro educativo, de lo que hoy llamamos un liceo. Este salto cualitativo es imprescindible, y debe ser a la vez el comienzo y el resultado de la tarea. Los cambios en la sociedad, en las familias, las necesidades educativas de jóvenes y adolescentes, en el campo del conocimiento, en las formas de aprender y enseñar hacen imposible y no deseable que continuemos con las mismas plataformas institucionales, es decir con el mismo tipo de formato institucional. Los tiempos nuevos necesitan instituciones nuevas.
  2. Por lo antedicho la articulación y combinación de saberes y experiencias acumuladas en los (mal llamados) sistemas de educación “formal” y “no formal” debe ser asumida y promovida. Contamos con dos tradiciones y modalidades que están llamadas a integrarse para responder al conjunto de necesidades de los adolescentes y jóvenes, y para superar el aburrimiento, el tedio y la despersonalización actuales. Las mencionadas necesidades son diversas y todas ellas legítimas y requieren encuadres diversos y articulados según el campo de aprendizaje de que se trate. No es lo mismo el ambiente y la disposición necesaria para aprender una ciencia experimental en el contexto de un laboratorio, que para reflexionar sobre la afectividad y la sexualidad, o para practicar un deporte, o aprender matemáticas, o desarrollar una actividad de voluntariado.
  3. Es imprescindible dotar de mayor autonomía a los centros educativos, superando la tradición centralista y burocrática de nuestro sistema educativo. La autonomía requiere de algunas condiciones: formación y profesionalización de los directivos, posibilidad de gestionar algunos campos de actuación y recursos, cultura de la responsabilidad y la rendición de cuentas, entre otras.           Este aspecto fortalecería a los centros educativos, y descongestionaría la gestión de las autoridades del Consejo de Secundaria que hoy deben hacerse cargo de aspectos muy concretos y alejados de sus posibilidades y cotidianeidad. Y sobre todo desarrollaría la cultura de la responsabilidad y la profesionalidad, sin por ello descuidar la adecuada y pertinente supervisión.
  4. De ese modo será posible incorporar efectivamente los aportes de la Gestión Estratégica de centros educativos, del Desarrollo y el Aprendizaje Organizacional, del Aprendizaje Organizacional, del Liderazgo Distribuido, etc. y de otros modelos y herramientas de gestión que hoy son imprescindibles en el mundo de las organizaciones. Esto sería en parte comenzar a realizar la dichosa Reforma del Estado en el campo educativo.
  5. El curriculum es antes que nada una cuestión de vínculos y luego una cuestión de experiencias compartidas en torno al saber ser, saber conocer, saber hacer, y saber discernir. Hemos estado demasiado preocupados por los contenidos aislados y las asignaturas, sin advertir que el aprendizaje sólo es posible en un contexto de acogida, de relaciones interpersonales de confianza y de experiencias significativas. Esos componentes son “contenidos” del aprendizaje y a la vez contexto ecológico de los mismos. Por eso los centros educativos deben robustecer su capacidad de acogida y vínculo: revisando el procedimiento de inscripción (no a la inscripción por Oficina Reguladora), fortaleciendo su capacidad de Orientación Educativa con adscriptos y docentes formados para ello, con Equipos Psico-Sociales, y propuestas asociativas juveniles y de voluntariado.
  6. En una perspectiva global de los planes de estudios, y después de varios cambios de planes y programas, sería pertinente distinguir:
  • Un núcleo curricular común y básico a todos los centros educativos medios.
  • Un núcleo flexible de acuerdo a necesidades educativas de contextualización o de énfasis o de perfiles de especialización. Este núcleo podría dar cabida a actividades y áreas elegibles por los estudiantes en función de sus inclinaciones vocacionales.
  • Y un núcleo propio del centro educativo, que en función de su condición de su identidad filosófica, religiosa, o de gestión estatal o privada, pueda ser propuesto por cada centro.

    7. Debe darse prioridad a la solidez y la calidad de los centros educativos como entidades institucionales y organizaciones efectivas, sin dispersar fondos, recursos y profesionales en programas especializados de alto costo, pero de bajo impacto. En otras palabras priorizar el criterio de las políticas universales, con centros educativos con capacidad de gestión más autónoma. En ese sentido sería importante contar con evaluaciones de los múltiples y diversos programas centrales de la ANEP o del Consejo de Educación Secundaria que han existido en los últimos veinte años, y sistematizar los criterios de pertinencia de los mismos.

   8. Ampliar e innovar en las modalidades de gestión, incorporando los centros co-gestionados por ONGs u OSC sin fines de lucro en convenios con el Estado. Esta modalidad ya existe en nuestro país en el campo de la salud, de las políticas sociales y en el campo socioeducativo, a través del Plan CAIF, y de las Aulas Comunitarias y los Centros Juveniles, por ejemplo. Esta nueva institucionalidad para el caso de centros educativos medios de carácter integral ayudaría a descomprimir la gestión estatal.

   9. Reconversión de los cuerpos de inspectores en equipos externos de apoyo a la gestión de los centros educativos. En particular el apoyo al fortalecimiento de las instancias de Coordinación Docente, que son un instrumento fundamental en la generación de la identidad y la cultura institucional de los centros educativos. Estas coordinaciones hoy tienen algunos problemas: muchos directores no saben qué hacer con ellas, cómo llenarlas de contenido significativo. Y su decaimiento o desprestigio por improductivas es una muy mala señal.

   10. La revitalización de las ATD (Asambleas Técnico Docentes) como ámbito de consulta y participación profesional. Estos ámbitos han perdido la dinámica y fortaleza que sus promotores fundacionales le dieron, y que la propia ley les asigna. Es imprescindible enriquecer sus contenidos con agendas sustantivas y controlar la efectiva asistencia de los docentes.

   11. Sustituir las inspecciones de asignatura por el establecimiento de acuerdos con el Consejo de Formación Docente (o su institución equivalente) y eventualmente con el sistema universitario, para el asesoramiento en relación a los lineamientos didácticos para las asignaturas y disciplinas. De este modo se fortalecería el respaldo académico de los diseños curriculares, y se aseguraría la actualización de los programas.

   12. Ampliar el sistema de información y monitoreo educativo, a partir del Monitor Educativo Liceal hoy existente, para que los centros educativos lo tomen en consideración para su gestión y para su autoevaluación y planificación institucional.

   13. Por último, un cambio clave, que ha ido y venido, en sucesivos jaques entre autoridades y sindicatos: no es posible una educación de calidad con docentes que van de un liceo a otro, desgastándose, sin tener condiciones para desarrollar un sentido de pertenencia y de corresponsabilidad efectiva en el quehacer del centro educativo. Modificar el “sistema de elección de horas”, sustituyéndolo por alguna forma de “cargo docente” con asignación de horas concentrada en un centro educativo es impostergable.

  • Pistas para una mejor administración (básica y ahora)

Los aspectos que señalamos a continuación no implican grandes cambios conceptuales ni estratégicos. Pero son componentes de cualquier buena administración, y no por ello dejan de ser fundamentales, porque cuando no se dan se generan problemas muy graves:

  1. Inventario y adecuación de los recursos edilicios existentes.
  2. Construcción de nuevos centros de estudio en función de las carencias y necesidades demográficas.
  3. Dotación fundamental, completa e integral de recursos humanos: cantidad de adscriptos y subdirectores en proporción a la cantidad de estudiantes; nombramiento de Secretarios en todos los centros educativos; incorporación de equipos psico-sociales estables en todos los centros educativos.
  4. Razonabilidad en los criterios de inscripción a liceos, promoviendo la integración social al interior de las zonas geográficas y en consideración de variables territoriales y de movilidad.
  5. Establecimiento de vínculos directos entre los centros educativos y las familias al momento de la inscripción. Esto es que la inscripción efectiva se realice directamente en los centros educativos, haciendo posible de este modo un conocimiento y un acuerdo inicial entre las partes.
  6. Formación de equipos directivos profesionales y articulados. Esto implica mejorar la formación de los directores (hay antecedentes muy valiosos) y favorecer la conformación de equipos, director y subdirector, que se elijan mutuamente para una mayor cooperación.

 

Para continuar

Volviendo a lo del principio, estos son algunos apuntes para seguir pensando y construyendo una visión compartida, enriquecida por la multiplicidad de miradas y por un compromiso común: construir la esperanza en la educación secundaria.

      Agradezco sus comentarios,

ottonellihoracio@gmail.com

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[1] He tratado de circunscribirme a lo que hoy está en la órbita del Consejo de Educación Secundaria, sin hacer referencia a lo que es competencia del CETP o UTU. Aunque es obvio que hay aspectos de la Educación Media que les son comunes y las sinergias posibles son muchas. Además por mi formación e itinerario personal profesional, ese último ámbito educativo (CETP-UTU) no lo conozco en profundidad.



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