“¡No tengan miedo de soñar! ¡No se rindan a la noche!”

Estas palabras, este llamado de Francisco está tomado de su catequesis sobre la esperanza el pasado 20 de setiembre. La publicamos en centrales, junto con la del 27 del mismo mes, ambas dedicadas a la segunda virtud cardinal. Realmente muy hermosas, inspiradoras.

Esperanza, Adviento. En nuestra edición final de este 2017, queremos hacer memoria de la Carta Pastoral que hace 50 años, el 1 de diciembre de 1967, el entonces obispo de Montevideo, Carlos Parteli regaló a la diócesis junto con los sacerdotes del Consejo del Presbiterio, que él invitó a co-firmar en una decisión inédita.

La Carta, recordada simplemente como “la Pastoral de Adviento”, se constituyó en uno de los puntos más altos del magisterio del mismo Parteli. En aquella coyuntura, tanto de país como de Iglesia, su mensaje fue como una divisoria de aguas y provocó reacciones muy encontradas (ver la nota sobre ella). Por eso, dada la creciente polarización de las posiciones, no se atendió demasiado a la carga de sueño, de esperanza que ella expresa y transmite, y que es seguramente uno de sus aportes más permanentes, que aún hoy nos desafía.

Nos proponemos retomar ese legado, tal vez un poco debilitado, y auscultar el estado de nuestra esperanza hoy, justo en este comienzo de un nuevo Adviento. Necesitamos estimularnos mutuamente en una mirada y reflexión que nos parece tan vital como el aire que respiramos. Por eso nos preguntamos y preguntamos también a varias personas de diversos horizontes y compromisos sobre la esperanza en este país nuestro, en el camino que hoy hace el pueblo uruguayo: ¿cómo está la esperanza entre los uruguayos? ¿Es el Uruguay actualmente un país que transmite esperanza? ¿Nosotros, cada uno? Y si así es, ¿qué señales de ello rescataríamos?

Los dejamos pues con la opinión-testimonio de quienes generosamente han querido respondernos, confiando en que nos hagamos también nosotros la misma pregunta e intentemos responder, en una de esas conversarla con otros, cotejar respuestas. Sería un hermoso servicio para aportar a nuestra convivencia espíritu, ánimo y capacidad de desear, soñar y persistir.



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